La elección del Papa, Sucesor de San Pedro, es uno de los momentos más solemnes de la vida de la Iglesia. Y los protagonistas directos de este proceso, desde hace siglos, son los cardenales electores, miembros del Colegio Cardenalicio a quienes se les confía la altísima responsabilidad de discernir, bajo la luz del Espíritu Santo, quién debe guiar la barca de Pedro. Pero ¿quiénes son estos hombres? ¿Cuál es su papel en la Iglesia? ¿Y qué representan?
Origen y Misión de los Cardenales
La palabra "cardenal" proviene del latín cardo, que significa "bisagra" o "pivote". Desde los primeros siglos de la Iglesia, ciertos clérigos de Roma eran considerados los colaboradores más cercanos del Papa, especialmente los responsables de las principales iglesias (los llamados "titulares") y de las regiones eclesiásticas de la Diócesis de Roma.
Con el tiempo, estos clérigos pasaron a formar un cuerpo consultivo estable del Papa. En el siglo XI, el Papa Nicolás II instituyó oficialmente que la elección del nuevo pontífice correspondería exclusivamente a los cardenales —y no más a emperadores, nobles o al pueblo romano.
Hoy en día, los cardenales continúan siendo los principales consejeros del Papa y, durante la Sede Vacante (es decir, cuando no hay Papa), son los responsables de elegir al nuevo Sumo Pontífice.
¿Quién Puede Ser Cardenal?
Los cardenales son nombrados por el Papa y, tradicionalmente, deben ser hombres de vida recta, doctrina segura, fidelidad a la Iglesia y sabiduría pastoral. Aunque pueden ser elegidos entre diáconos, sacerdotes o obispos, la costumbre actual es que todos sean ordenados obispos, a menos que reciban una dispensa especial.
Se les designa como miembros de uno de los tres "órdenes" del Colegio Cardenalicio:
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Cardenales Obispos – los más antiguos y cercanos al Papa;
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Cardenales Sacerdotes – generalmente arzobispos de grandes diócesis alrededor del mundo;
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Cardenales Diáconos – muchos de los cuales trabajan en la Curia Romana.
Aunque provienen de diversas naciones, todos están simbólicamente incardinados en Roma, participando en la unidad con la Sede de Pedro.
¿Quiénes Son los Electores?
Según la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por San Juan Pablo II en 1996 (y actualizada por sus sucesores), solo los cardenales menores de 80 años en la fecha de la muerte o renuncia del Papa tienen derecho a votar en el Cónclave.
El número máximo de electores está fijado en 120, pero puede variar en momentos específicos. Se les llama "cardenales electores" y tienen el deber de participar personalmente en el Cónclave, salvo impedimento grave y justificado.
¿Qué Representan los Cardenales Electores?
Mucho más allá de representantes geográficos o políticos, los cardenales electores son testigos de la universalidad de la Iglesia. Son pastores (o colaboradores de pastores) provenientes de todos los continentes, unidos por la fe católica y la fidelidad a la Cátedra de Pedro.
Tienen la misión sagrada de elegir al Papa no como diplomáticos, ni como ideólogos, sino como hombres de oración, atentos a la voz del Espíritu Santo. Su voto debe ser secreto, libre de influencias humanas y fundado en el deseo sincero de ver la Iglesia bien guiada en tiempos desafiantes.
Cada cardenal elector lleva, en el momento del Cónclave, el peso de siglos de tradición, la esperanza de los fieles y la responsabilidad de responder a la voluntad divina.
Un Servicio de Comunión con Pedro
Incluso después del Cónclave, los cardenales continúan siendo colaboradores cercanos del nuevo Papa, ofreciendo consejos, desempeñando funciones importantes en la Santa Sede y representando a la Iglesia en misiones diplomáticas o eventos internacionales. Se les llama a vivir en humildad, fidelidad a la doctrina y espíritu de comunión con el Sumo Pontífice, cuya misión es confirmar a los hermanos en la fe.
Conclusión
Los cardenales electores son más que simples votantes. Son guardianes de la tradición, siervos de la Iglesia e instrumentos, por excelencia, de la acción del Espíritu Santo en la elección del Papa. Su misión es sagrada y, por ello, todo fiel católico está llamado a rezar por ellos, para que actúen con discernimiento, valentía y docilidad al Espíritu, eligiendo un verdadero Pastor según el Corazón de Cristo.
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