21 de maio de 2025

Misa Tridentina, Modestia y Templanza: ¿Cómo Presentarse ante Dios?

Vas por primera vez a una Misa Tridentina y te preguntas:

– ¿Cómo debo vestirme?
– ¿Qué se espera de mí?
– ¿Por qué tantas personas asocian esta Misa con la modestia?

Vamos a ayudarte a comprender:
– Qué es la Misa Tridentina,
– Por qué la modestia no es una “costumbre tradicionalista”, sino una virtud cristiana,
– Y cómo vivir esta virtud en cualquier ambiente —especialmente en la Santa Misa.

¿QUÉ ES LA MISA TRIDENTINA?

La Misa Tridentina es la forma tradicional del Rito Romano, codificada por San Pío V tras el Concilio de Trento en 1570.
No fue “creada” en ese momento. Solo fue ordenada, preservando una tradición litúrgica que se remonta a los primeros siglos de la Iglesia.

Celebrada en latín, con el sacerdote orientado hacia el altar (ad orientem), esta Misa enfatiza el misterio, el silencio, el sacrificio y la adoración.

Pero un aspecto llama la atención de muchos: la forma en que las personas se visten.
Hombres con ropa discreta. Mujeres con vestidos modestos y velo.

Esto plantea la pregunta: ¿acaso la modestia es algo exclusivo de la Misa Tridentina?

MODESTIA: NO ES UN VESTIDO, ES UNA VIRTUD

La modestia no es una “exigencia” de la Misa Tridentina.
Es una virtud moral, nacida de la templanza, que nos enseña a usar con sabiduría los bienes sensibles, incluyendo el cuerpo y la apariencia.

El Catecismo de la Iglesia enseña:

“La modestia protege el misterio de las personas y de su amor. Inspira la elección del vestido. Se convierte en discreción.”
(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2521–2523)

La modestia nos educa a no usar el cuerpo como objeto ni atraer miradas por vanidad o sensualidad.

San Juan María Vianney advertía:

“El pecado que arrastra más almas al infierno es el pecado de la impureza.”

Y ese pecado comienza, muchas veces, con el exceso en la apariencia, la vanidad y la sensualidad.

TEMPLANZA: LA RAÍZ DE LA MODESTIA

La modestia es hija de la templanza, una de las cuatro virtudes cardinales.

Según Santo Tomás de Aquino, la templanza es la virtud que modera los placeres sensibles y nos lleva al equilibrio interior.
Nos da dominio sobre el cuerpo, los impulsos y los deseos desordenados.

“La modestia, que forma parte de la templanza, regula el decoro exterior según la dignidad de la persona y del lugar.”
(Suma Teológica, II-II, cuestión 160)

Un alma templada:
– no se exhibe,
– no provoca,
– no busca llamar la atención,
– sino que actúa con discreción y sobriedad.

LA SANTA MISA: SACRIFICIO Y ADORACIÓN

Si la modestia es una virtud para toda la vida, en la Misa cobra aún más valor.

¿Por qué?

Porque la Misa es el Calvario hecho presente.

En la Misa Tridentina esto se expresa con fuerza en el silencio, el latín sagrado, los gestos precisos. Pero en cualquier forma litúrgica, estamos ante Cristo que se entrega por nosotros.

Santa Teresita del Niño Jesús decía:

Si los reyes de la tierra exigen pompa y reverencia, ¡cuánto más merece el Rey del Cielo ser honrado con todo lo más digno que tenemos!

Y esa dignidad incluye también cómo nos vestimos ante Él.

LA MODESTIA NO ES EXCLUSIVA DE LA MISA TRIDENTINA

Muchos piensan que la modestia es una costumbre de la Tradición.
Pero la modestia es un mandato de la virtud, un deber del bautizado, fruto de una fe viva.

San Padre Pío era firme con sus hijos espirituales:

Las jóvenes que vienen a la iglesia vestidas de manera impúdica cometen pecado mortal.

Y él recomendaba que:

Las ropas femeninas cubrieran al menos los brazos hasta los codos, las faldas sobrepasaran las rodillas, y se evitara el maquillaje exagerado o la vanidad al vestir.

Estas reglas no eran invención suya, sino expresión del sentido católico tradicional que atraviesa los siglos.

La modestia cristiana vale para todos, sin importar el rito o el lugar.

¿CÓMO PRACTICAR LA MODESTIA?

Aquí algunas orientaciones prácticas, basadas en la tradición y el sentido común católico:

Para mujeres:
– Evitar ropa corta, ajustada o transparente,
– Preferir vestidos o faldas discretas, que cubran al menos las rodillas,
– Usar velo en la Misa como señal de reverencia, aunque no sea obligatorio,
– Cabello y maquillaje sobrios.

Para hombres:
– Evitar bermudas, camisetas sin mangas, sandalias o ropa de ocio,
– Preferir pantalones, camisas y zapatos cerrados,
– Apariencia limpia, discreta y sin ostentación.

Todo esto no para exhibir santidad, sino como forma de homenajear a Dios con nuestro cuerpo.

LA MODESTIA EVANGELIZA

La modestia habla, incluso en silencio.

¿Cuántas personas han sido tocadas al ver fieles discretamente vestidos, con el velo en la cabeza, de rodillas, en silencio en la iglesia?

San Alfonso María de Ligorio decía:

La modestia exterior es el espejo del alma. Quien la observa demuestra que tiene modestia interior.

En un mundo marcado por la exposición, el culto al cuerpo y la sensualidad, la modestia es un grito contra la vanidad.
Muestra que pertenecemos a Dios, y no al mundo.

VESTIRSE COMO QUIEN AMA

Si vas por primera vez a la Misa Tridentina, o a la Misa en cualquier rito, recuerda: vas al Calvario.

Preséntate con reverencia, con fe, con amor.
La modestia en el vestir es expresión visible de un corazón ordenado hacia Dios.

No se trata solo de ropa adecuada.
Se trata de vivir la virtud de la templanza y amar al Señor con el cuerpo y el alma.

Como dice San Pablo:

Glorificad a Dios con vuestro cuerpo.

Nenhum comentário:

Postar um comentário