26 de maio de 2025

Respondiendo a algunas dudas sobre el comportamiento de los niños en la Misa

Reverendísimo Padre, soy padre de familia y me han surgido algunas dudas respecto al comportamiento de mis hijos al asistir al Santo Sacrificio de la Misa. He formulado algunas preguntas que le ruego me responda, así podré saber qué debo hacer.

Padre, ¿los niños pequeños y los bebés aprovechan la Misa?
Claro que sí, todo fiel bautizado, aunque sea un bebé de pecho, recibe las gracias celestiales cuando se acerca al Santo Sacrificio con las debidas disposiciones.

¿Aprovechan la Misa los bebés que duermen durante la misma?
Ciertamente que sí, pues los fieles aprovechan cumpliendo con sus buenas disposiciones. En el caso del bebé, su deber de estado no parece ser otro más que comer, dormir y portarse bien.

¿Aprovechan la Misa los niños más grandes que juegan durante la Misa?
No tanto, pues está claro que su deber como bautizados es tener reverencia al culto divino, y esto no se demuestra jugando y haciendo caprichos.

Mis hijos deben aprender a comportarse y participar de la Misa. Sé que estoy obligado a enseñarles y corregirles si es necesario, sin embargo, por estar vigilándolos no asisto a la Misa y siento que no cumplo con el precepto dominical. ¿Qué debo hacer?
Primero debe cuidar de sus hijos e intentar enseñarles a comportarse como Dios lo pide. Usted también debe cumplir con el deber de su estado para recibir las gracias del Santo Sacrificio. Si no cuida de sus hijos, no está cumpliendo con su deber de estado, por tanto, no recibe todas las gracias que debería del Santo Sacrificio y además no deja que los demás cumplan con el precepto.

¿Qué debo hacer cuando mi bebé, por más que lo intento, no se calla durante la Misa y distrae a los demás?
A los niños se les debe enseñar a comportarse durante la Santa Misa, preparándolos con antelación. El error más frecuente de los padres es que, cuando el bebé empieza a incomodar, después de intentar calmarlo, distrayendo a todos a su alrededor, terminan por sacarlo fuera. ¡Hay que preparar a los niños para la Santa Misa! Un recordatorio para los padres: los niños pequeños aún no entienden, simplemente dependen mucho de sus impresiones sensibles.

Se puede ayudar a un bebé a comportarse bien en la capilla haciéndolo encontrar un lugar más cómodo dentro de ella. Déjeme explicar: los padres sacan a su bebé de un lugar cómodo (su casa), lo abrigan como un esquimal para llevarlo afuera (el niño sigue cómodo) y lo llevan a la capilla. Allí le quitan el abrigo y entonces el niño entiende que es hora de jugar... Un poco más grandes, ya saben que basta llorar o hacer berrinche para que los padres lo lleven al patio (a un lugar más cómodo) y allí puede jugar… Señora Mamá: ¿Alguna vez se ha preguntado por qué cuando hace frío afuera los niños lloran menos en la capilla?

¡Elemental! ¡Los niños quieren sentirse cómodos! Conocí a una madre que entendiendo estos principios, tomó dos resoluciones prácticas, que fueron altamente eficaces con sus hijos pequeños:
Primero: el bebé era llevado con poco abrigo hasta la capilla y llegaba medio tiritando de frío al atrio. Al entrar en la capilla, la madre lo abrigaba debidamente, le daba un beso y lo calmaba. ¡Oh sorpresa! ¡El bebé quería quedarse allí dentro!
Y si el bebé empezaba a molestar, esa madre “sanguinaria y desnaturalizada” le quitaba el abrigo y después de una palmada lo castigaba. ¡Oh sorpresa! ¡El bebé ya no quería salir! Esa madre “bárbara y sanguinaria” educó a varios hijos que son un batallón de orden cuando están en la misa.

Esto exige esfuerzo y obediencia. Un niño caprichoso, en quien los padres no han enseñado a obedecer y controlarse (aunque sea con un buen correctivo), no puede entender de repente que debe quedarse callado y en orden dentro de la iglesia. Desgraciadamente, en la capilla solo vemos una parte de lo que los padres tienen en sus casas…

Para mantener a mi hijo calmado, llevo juguetes para entretenerlo durante la misa o llevo galletas o dulces para que coma. ¿Está bien?
Si es un niño pequeño, no parece haber nada de malo, pero a veces se ven niños que ya son bastante grandes, que saben perfectamente que la bolsa de mamá está llena de diversión e incluso se preparan para un picnic cuando van a la iglesia.

Cuando mi hijo está inquieto y ruidoso, voy a la parte de atrás de la capilla, así asisto a la Misa y mi hijo puede llorar sin ser escuchado. ¿Estoy en lo correcto, no?
Obviamente usted tiene problemas auditivos, pues puedo asegurarle que el berrinche y el llanto de su hijo son casi estereofónicos.

Tengo mucha devoción y a veces por estar rezando mis hijos juegan o incluso corren dentro de la capilla. ¿Qué debo hacer? Me siento en el dilema entre atender a Dios o a mis hijos.
Lo único que podría decirle es que su devoción es bastante aparente y falsa, ya que la piedad sólida y verdadera se basa en el cumplimiento del propio deber de estado. Traducido: si usted no cumple con su deber de estado, es decir, cuidar de sus hijos, su piedad no vale ni un cacahuate.

Como mis hijos son muy juguetones, me siento en la última fila y listo, puedo asistir a la misa y ellos pueden correr y jugar libremente. ¿Estoy en lo correcto?
Sería mejor preguntar a los demás fieles que están cerca…

Sé que mi hijo está algo molesto, pero le llamo la atención y no me hace caso. Ya tiene 4 años y aún no aprende a quedarse quieto durante la misa. ¿Qué hago?
Primero, debe hacer un examen de conciencia sobre los últimos 4 años respecto al cumplimiento de su deber como padre de educar a su hijo de manera cristiana.
Segundo, empiece a tomar medidas diferentes si queremos resultados diferentes… comience, tal vez, buscando un lugar donde su niño pueda ver lo que sucede en el altar (no olvide que su hijo mide 80 cm menos que usted), consiga alguna imagen o estampa con la cual pueda explicarle al niño algunos de los misterios que se celebran allí, enseñe y ayude a sus pequeños a hablar con el Buen Dios (no porque sus hijos murmuren el “Padre Nuestro” y el “Ave María” significa que ya saben rezar), asegúrese de que sus pequeños puedan asistir a la “Misa Mayor” (cantada), no hay nada más bonito para un niño que cantar a todo pulmón los cantos de la iglesia, y tan pronto como sea posible (tenga en cuenta que los pequeños crecen muy rápido), hable con el padre para que lo integre al grupo de acólitos.

Mi hijo(a) casado(a) no asiste a la Misa regularmente. Estoy preocupado por la salvación de mi nieto, así que asumí la tarea de llevarlo a Misa. Lo malo es que, como cualquier bebé, hace ruido, y soy consciente de que a veces distrae a los demás, incluyendo al padre. ¿Qué debo hacer?
Vamos por partes: primero, usted al llevar a su nieto o conocido a la Misa, asume la responsabilidad por su comportamiento durante la asistencia al Santo Sacrificio. Debe enseñarle el modo correcto de asistir a tan gran misterio para poder ganar las gracias para su alma. Luego, si su pequeño o cualquier otro es causa de distracción para el sacerdote, debe tomar las debidas medidas al respecto, porque eso puede ser una falta grave.

Cuando voy a comulgar mis hijos me acompañan al lugar de comunión. Parece que entro en éxtasis porque mientras estoy en la fila y también al regresar a nuestro lugar, los niños corren y juegan a mi alrededor. Claro, ni me doy cuenta… ¿Me estoy volviendo santo?
Lo único que podría decirle es que su devoción es bastante aparente y falsa, ya que la piedad sólida y verdadera se basa en el cumplimiento del propio deber de estado. Traducido: si usted no cumple con su deber de estado, es decir, cuidar de sus hijos, su piedad no vale ni un cacahuate.

Fuente: Fraternidad Sacerdotal San Pío X – México – Traducción: Dominus Est

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