246. Trabajemos juntas por la salvación de las almas. Podría hacer muy poco o, mejor dicho, absolutamente nada si estuviera sola; lo que me consuela es pensar que a su lado (del hermano sacerdote) puedo servir para algo: realmente, el cero, por sí solo, no tiene valor, pero colocado junto a la unidad se vuelve poderoso, siempre que se ponga en el lugar correcto, después y no antes... ¡Ahí es donde Jesús me ha colocado y espero permanecer siempre allí, siguiéndolo de lejos, por la oración y el sacrificio! (Santa Teresita del Niño Jesús)
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