CRUZADA Y SACRIFICIO

La Cruzada Eucarística tiene por fin fomentar no solo la devoción al Santísimo, sino también el celo y el espíritu de sacrificio.

En un congreso de Cruzaditos se presentó un niño campesino, bien vestido y muy gallardo, al frente de un verdadero batallón de Cruzaditos.

“¡Hola! ¿Qué es esto?” preguntó el responsable. “¿Cómo lograste reunir en tu pueblo un grupo tan hermoso de muchachos?”

El niño, avergonzado, hacía girar su gorrita sin saber cómo responder.

“Dime, ¿cómo comenzaste?”
“Les pregunté si querían ser Cruzados.”
“¿Y qué respondieron?”
“Que no querían.”
“¿Y qué hiciste entonces?”
“Comencé a comulgar por ellos.”
“¿Y quisieron?”
“No, señor.”
“¿Y qué hiciste después?”
“En la comunión, el Niño Jesús me inspiró a hacer sacrificios…”
“¿Y entonces quisieron?”
“Entonces, sí.”